A raíz de nuestro último post, un antiguo militante de la Liga Comunista
nos ha ofrecido plasmar parte de sus experiencias en el grupo,
especialmente de la última época. Desde Tiempos de Lucha y Esperanza
agradecemos su aportación y estaremos encantados en recoger más testimonios como este, de militantes de cualquier organización de la izquierda revolucionaria.
Recuerdos de la militancia en la Liga comunista
Como militante de la
Liga Comunista desde el año 1975 quisiera hacer unas aportaciones personales
desde mi experiencia sobre la última etapa de la organización. El Tercer Congreso de la Liga Comunista de
septiembre de 1976 se cerró en falso. Juan Colomar (“Roberto”) fue apartado
del Buró Político. Siempre había sido el ideólogo de la LC. Fue impulsor de la
formación del grupo Comunismo a partir de la disolución del FOC en Cataluña,
que luego daría lugar a la LCR, y allí creó el grupo “Encrucijada”, que daría
lugar a la LC. En la LC ya algunos militantes, como el líder obrero José
Borrrás, se habían ido a la LCR. Colomar era totalmente contrario a cualquier
acercamiento con la LCR y los otros grupos de extrema izquierda. Fue el que
teorizó que el PSOE sería hegemónico
en el “interregno” democrático entre el franquismo y la revolución. Que
había que potenciar los sindicatos de clase como UGT y CNT y no CCOO, que era
un movimiento sociopolítico al servicio del PCE. Aunque se aprobó esta moción
en el Congreso, el Buró Político se formó por el sector más proclive a
acercarse a la LCR. Juan Zurriarraín, secretario general, era uno de ellos. En
este BP estaba también Jaume Roures. Quedó dividido entre la mayoría partidaría
del acercamiento a LCR y la minoría liderada por Colomar. De hecho Colomar fue
apartado, desde criterios formales, porque era totalmente caótico e iba siempre
a su aire.
Lo que ocurrió es que
Colomar fue abandonando el troskismo. Sus seguidores se desmarcaron de él y
formaron la tendencia fracción troskista. Colomar, con algunos fieles de
Barcelona, montó la Tendencia Marxista, que se basaba en las teorías de
Cornelius Castoriadis, que criticaba no solo el troskismo sino también el
leninismo.
En el IV Congreso
ganó la confuencia con LCR. La fracción troskista se une a otros colectivos troskistas
y expulsados del PSOE para montar el POSI (Partido Obrero Socialista Internacionalista). Algunos
se integran en el PSC y acabarán ocupando cargos relevantes, como Conseller de
Treball en el Tripartit (Josep Maria Rañé) o teniente de alcalde de Terrassa (Josep Aran).
Respecto al grupo de
Colomar, este siguió su trayectoria política participando en diferentes grupos,
algunos en los que participaron líderes neofascistas como Ernest Milà. Finalmente
montó el Partido Nacional Republicano. Su mano derecha, Antoni Ferández Teixidó
(“Demián"), que después de pasar por la CNT acabó montando la CDS catalana (con
otros antiguos militante de la TM) y acabó en CDC, donde llegaría a Conseller
de Treball.
La Liga Comunista fue
un grupo izquierdista, en el sentido que apuntó Lenin de “la enfermedad
infantil del comunismo”. Un grupo muy minoritario que tenía militantes en
Barcelona, Pamplona, Bilbao y Madrid, básicamente. Su composición era poco
obrera (algunos habían) muy estudiantil (la mayoría procedentes de la pequeña
burguesía). En el País Vasco algunos procedían de ETA. El fundador, Juan
Colomar, procedía de la dirección del F.O.C. (F.L.P. en Cataluña). Pero de
joven había sido dirigente falangismo. Un personaje muy magnético y con una
gran capacidad teórica, sin ambiciones políticas pero apasionado por lo
político.
De mi experiencia puedo decir que aunque era un grupo marginal, muy dogmático y sectario, fue para mi una escuela de formación política y aunque quizás éramos mayoritariamente jóvenes que jugábamos a la político lo cierto es que nos la jugábamos. Muchos acabaron detenidos, torturados y encarcelados por un ideal.
De mi experiencia puedo decir que aunque era un grupo marginal, muy dogmático y sectario, fue para mi una escuela de formación política y aunque quizás éramos mayoritariamente jóvenes que jugábamos a la político lo cierto es que nos la jugábamos. Muchos acabaron detenidos, torturados y encarcelados por un ideal.
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