La celebración de las primeras elecciones municipales de abril de
1979 supuso una gran victoria para la izquierda, propulsada por unos
acuerdos firmados a escala estatal entre el PSOE y el PCE, que se
comprometieron a apoyar, en cada ayuntamiento, la lista más votada
de entre las dos. Fue en Aranjuez donde se produjo quizá el
desenlace más inesperado. Allí el PSOE había sido la lista más
votada, con 7 concejales, seguido de la ORT, hasta entonces la
fuerza hegemónica de izquierdas en la localidad, con 5. No hubo
acuerdo entre ambas fuerzas que presentaron a sus candidatos y salió
elegido alcalde Eduardo Garcia, de la ORT, con el apoyo de la UCD y
de una agrupación electoral ultraderechista, superando en votos a la
suma de PSOE-PCE. El escándalo fue mayúsculo y precisamente conocer
en detalle lo sucedido, siempre desde el prisma del propio autor, es
uno de los grandes atractivos de "Aranjuez. La transición (1975-1982)" libro que recoge las memorias
de Eduardo Garcia en ese período.
Otro de los alicientes de la obra es conocer con bastante detalle el
funcionamiento y actividades de la ORT en una de las localidades
donde tenía más presencia. Así se nos presentan los conflictos
laborales de la zona, la escisión de Comisiones Obreras y posterior
fundación del Sindicato Unitario, las actividades de la UJM, la
preparación de las campañas electorales y lo agridulce de sus
resultados, y la lenta desaparición organizativa tras la unificación
con el PTE, junto a muchos acontecimientos de la vida de la
localidad ribereña. Eso sí, el prisma de los acontecimientos se va
modificando claramente, pues el autor en 1975 era un reivindicativo
líder obrero y a finales de 1982 estaba ya a punto de concluir su
primer mandato al frente de la alcaldía y ya tenía el carnet del
PSOE en la cartera.
Y finalmente destacamos el libro por su interés para escudriñar en
las motivaciones de la evolución del autor, uno de tantos valerosos militantes de la izquierda
revolucionaria durante la dictadura transformado en cuadro
socialdemócrata unos pocos años más tarde. Y si bien personas con
perfiles como este han dado muestras de autocrítica o de
insatisfacción ante la evolución democrática del estado en los
últimos años, no es el caso de Eduardo García que sigue
reivindicando plenamente la constitución del 78 y los logros de los
sucesivos gobiernos de Felipe González.