Las primeras fiestas del Pilar organizadas por el ayuntamiento
democrático de Zaragoza en 1979 fueron bastante agitadas. De entrada,
venían precedidas por un largo conflicto en el colegio Santo Domingo de
Silos. Este colegio, propiedad del arzobispado de Zaragoza y considerado
uno de los más grandes de Europa, era una de las escasas opciones de
escolarización en el barrio obrero de Las Fuentes. La reaccionaria
actitud de su director Julián Matute, cura castrense y canónigo del
Pilar, agravó la situación que derivó en un encierro en el Arzobispado,
que se superpuso a las protestas por las celebración en Zaragoza del
VIII Congreso Mariológico y XV Mariano Internacionales.
Cuando a los pocos días se iniciaron las fiestas, desde el Gobierno
Civil se prohibieron los encierros de vaquillas por las calles que había
programado el ayuntamiento de Ramón Sainz de Varanda.
Todo un cóctel explosivo en el que manifestaciones, protestas y
porrazos estuvieron a la orden del día, perfectamente compendiado en
esta pegatina de la organización juvenil del PCE (m-l).
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