Recientemente ha llegado a mis manos este calendario de bolsillo de 1977 editado en la imprenta Cosmos de Valencia, con pie de imprenta del año 1976. Su estado cochambroso le da cierto plus de autenticidad, de haber sido un calendario efectivamente usado y llevado durante meses en alguna cartera (aunque tengo que confesar que en este aspecto, prefiero el material impoluto, como recién salido de la imprenta).
Pese al mensaje aparentemente poco radical, yo tengo la impresión de que fue editado por alguna organización de izquierda revolucionaria. Apurando más y arriesgándome, diría que la combinación de los eslóganes y el diseño de la estrella amarilla sobre fondo rojo apuntaría a una organización maoísta o de origen maoísta (MCPV, PTE, UCE, se me ocurren como alternativas). Insisto en que estoy elucubrando: quizá fuera editado por el PSOE y me estoy pasando de listo, como en muchas ocasiones.
Quiero aprovechar la anécdota del calendario, para hacer una reflexión general. A partir de la muerte del dictador, la radicalidad mostrada en la propaganda de parte de la izquierda revolucionaria baja muchos enteros. Por un lado, se pretende conectar con los segmentos de la población que, ajenos a la lucha antifranquista, se unen a partir de 1976 a las movilizaciones en favor de la democracia, de la lucha obrera o de las reivindicaciones de carácter nacional o autonomista, coincidiendo con una mayor permisividad y una (en general) menor fiereza represiva: no hay que perder de vista que la posibilidad de recibir una tanda de porrazos estaba a la orden del día, cuando no de poner en riesgo tu propia vida.
Por otro lado, las siempre flaqueantes arcas de estas organizaciones encuentran la posibilidad de abastecerse a través de las paradas o mesas donde vender todo tipo de materiales. Allí, la presencia de pegatinas, calendarios de bolsillo, pósteres, con consignas democráticas de carácter general, encuentra un público potencial masivo.
A este respecto, no me resisto a reproducir un fragmento dedicado a las finanzas de un boletín interno de la Liga Comunista, el número 37 de Cuadernos de Sociología, fechado en junio de 1976, sobre todo por cómo se señala la posiblidad de graduar la radicalidad de los "productos".
Hasta ahora las fundamentales experiencias que tenemos de ello son en negativo por parte del P. Por sacar dos ejemplos concretos: el festival de Canet en Catalunya y el festival de los Pueblos Ibéricos en Madrid, como la mayor parte de la org. conoce, ni en uno ni en el otro nuestro P. realizó ninguna actividad que reportara beneficios monetarios, cuando las condiciones eran más que óptimas. Aprendimos por la experiencia de otros partidos, como, -aun sin ser protagonistas en el montaje de un tal festival- se pueden sacar buenos duros vendiendo desde pipas y bocadillos hasta posters más o menos revolucionarios.
Como experiencias positivas la única que hasta ahora tenemos contabilizada es la de los calendarios (por muy horribles que fuesen). A pesor de la descentralización y descontrol de los que ya hemos hablado antes, esta iniciativa supuso casi el 40 % de la campaña BN-quincenal [se están refiriendo a su órgano de prensa, Combate]. Hoy hemos intentado repetir la experiencia, mejorando las cuestiones, y aprovechando el Congreso de la Dona y su repercusión, no sólo en Catalunya, sino en todo el Estado; si esta iniciativa -que puede parecer pequeña, ridícula...- sale bien, esto es, se centraliza, se controla, con ello ya tendremos cubierto un tercio de la campaña pro-Misa [hace referencia a una campaña económica para financiar la celebración del III Congreso de la LC]. puesto que estos posters entran en la campaña.
Es evidente que estas iniciativas no se reducen a los posters. El campo es mucho más amplio: desde la venta de pipas en un tenderete en Canet, pasando por un poster sobre los nacionalidades en el festival de los Pueblos Ibéricos, la confección de chapas sobre LC, CCOO, la IV..., o el montaje mismo de un festival con gente progre o rockera en un barrio desde la asociación de juventud o la vocalía, el montaje de una verbena popular, el vender en ellas lo que sea, la venta de pañuelos rojos en los San Fermines (y si se quiere más rojo o más progre con Autodeterminación en euskera, o cualquier tipo de inscripción vasca), el montaje de tenderetes en la ferio de julio de Valencia vendiendo "panotxas", el organizar tenderetes de ventas de libros en cualquier concentración que se de.... etc, etc, etc,..
Existen enormes posibilidades para este tipo de iniciativas, más aún en los meses que se avecinan.
La cuestión que se deriva de todo ello es que durante el período 1976-1978 se editó una gran cantidad de materiales (pegatinas, pósteres, calendarios, etc.) sin firma, pero que no corresponden a iniciativas individuales, sino a la acción consciente de organizaciones políticas. Por ello, queda la ardua tarea para el archivero, para el coleccionista de material político, de adscribir cada pieza a su autor.... una tarea de chinos. Por cierto ¿es "chino" o no es "chino" el calendario?
Quiero aprovechar la anécdota del calendario, para hacer una reflexión general. A partir de la muerte del dictador, la radicalidad mostrada en la propaganda de parte de la izquierda revolucionaria baja muchos enteros. Por un lado, se pretende conectar con los segmentos de la población que, ajenos a la lucha antifranquista, se unen a partir de 1976 a las movilizaciones en favor de la democracia, de la lucha obrera o de las reivindicaciones de carácter nacional o autonomista, coincidiendo con una mayor permisividad y una (en general) menor fiereza represiva: no hay que perder de vista que la posibilidad de recibir una tanda de porrazos estaba a la orden del día, cuando no de poner en riesgo tu propia vida.
Por otro lado, las siempre flaqueantes arcas de estas organizaciones encuentran la posibilidad de abastecerse a través de las paradas o mesas donde vender todo tipo de materiales. Allí, la presencia de pegatinas, calendarios de bolsillo, pósteres, con consignas democráticas de carácter general, encuentra un público potencial masivo.
A este respecto, no me resisto a reproducir un fragmento dedicado a las finanzas de un boletín interno de la Liga Comunista, el número 37 de Cuadernos de Sociología, fechado en junio de 1976, sobre todo por cómo se señala la posiblidad de graduar la radicalidad de los "productos".
Hasta ahora las fundamentales experiencias que tenemos de ello son en negativo por parte del P. Por sacar dos ejemplos concretos: el festival de Canet en Catalunya y el festival de los Pueblos Ibéricos en Madrid, como la mayor parte de la org. conoce, ni en uno ni en el otro nuestro P. realizó ninguna actividad que reportara beneficios monetarios, cuando las condiciones eran más que óptimas. Aprendimos por la experiencia de otros partidos, como, -aun sin ser protagonistas en el montaje de un tal festival- se pueden sacar buenos duros vendiendo desde pipas y bocadillos hasta posters más o menos revolucionarios.
Como experiencias positivas la única que hasta ahora tenemos contabilizada es la de los calendarios (por muy horribles que fuesen). A pesor de la descentralización y descontrol de los que ya hemos hablado antes, esta iniciativa supuso casi el 40 % de la campaña BN-quincenal [se están refiriendo a su órgano de prensa, Combate]. Hoy hemos intentado repetir la experiencia, mejorando las cuestiones, y aprovechando el Congreso de la Dona y su repercusión, no sólo en Catalunya, sino en todo el Estado; si esta iniciativa -que puede parecer pequeña, ridícula...- sale bien, esto es, se centraliza, se controla, con ello ya tendremos cubierto un tercio de la campaña pro-Misa [hace referencia a una campaña económica para financiar la celebración del III Congreso de la LC]. puesto que estos posters entran en la campaña.
Es evidente que estas iniciativas no se reducen a los posters. El campo es mucho más amplio: desde la venta de pipas en un tenderete en Canet, pasando por un poster sobre los nacionalidades en el festival de los Pueblos Ibéricos, la confección de chapas sobre LC, CCOO, la IV..., o el montaje mismo de un festival con gente progre o rockera en un barrio desde la asociación de juventud o la vocalía, el montaje de una verbena popular, el vender en ellas lo que sea, la venta de pañuelos rojos en los San Fermines (y si se quiere más rojo o más progre con Autodeterminación en euskera, o cualquier tipo de inscripción vasca), el montaje de tenderetes en la ferio de julio de Valencia vendiendo "panotxas", el organizar tenderetes de ventas de libros en cualquier concentración que se de.... etc, etc, etc,..
Existen enormes posibilidades para este tipo de iniciativas, más aún en los meses que se avecinan.
La cuestión que se deriva de todo ello es que durante el período 1976-1978 se editó una gran cantidad de materiales (pegatinas, pósteres, calendarios, etc.) sin firma, pero que no corresponden a iniciativas individuales, sino a la acción consciente de organizaciones políticas. Por ello, queda la ardua tarea para el archivero, para el coleccionista de material político, de adscribir cada pieza a su autor.... una tarea de chinos. Por cierto ¿es "chino" o no es "chino" el calendario?
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